Hace mucho rato ya que sabemos que sabéis que esto que hacéis con nosotros cada tarde de concierto (con nosotros y con lo que traemos entre manos, que también es vuestro), tiene un nombre muy viejo; se llama hospitalidad. Y la hospitalidad no se puede pagar si no es con la misma moneda . Por eso. Y tratando de corresponder a tanta generosidad, hemos pasado muchos años de nuestra vida ofreciéndoos nuestra casa de La Maya y de Aldeatejada. Las hemos pintado de azul para que no os perdáis. Pero, por si os perdéis, y sabiendo que una canción puede ser un territorio en el que uno puede atrincherarse, o bailar, o reconocerse en cientos de generaciones, se nos ha ocurrido meternos, otra vez, en esa cajita mágica, redondita y llevadera, en la que sí cabemos todos, a degustar trece guisos de boda serrana con la tarjeta de visita más escueta que habita en las tierras charras: N´CA MAYALDE.
Hace mucho rato ya que sabemos que sabéis que esto que hacéis con nosotros cada tarde de concierto (con nosotros y con lo que traemos entre manos, que también es vuestro), tiene un nombre muy viejo; se llama hospitalidad. Y la hospitalidad no se puede pagar si no es con la misma moneda . Por eso. Y tratando de corresponder a tanta generosidad, hemos pasado muchos años de nuestra vida ofreciéndoos nuestra casa de La Maya y de Aldeatejada. Las hemos pintado de azul para que no os perdáis. Pero, por si os perdéis, y sabiendo que una canción puede ser un territorio en el que uno puede atrincherarse, o bailar, o reconocerse en cientos de generaciones, se nos ha ocurrido meternos, otra vez, en esa cajita mágica, redondita y llevadera, en la que sí cabemos todos, a degustar trece guisos de boda serrana con la tarjeta de visita más escueta que habita en las tierras charras: N´CA MAYALDE.